domingo, 3 de mayo de 2009

“No más perros en carretas”


La historia de Guillermo y sus perros es una de esas historias que demuestra que no todo el que tiene animales lo hace por amor. Este fue el caso de Guillermo, un hombre al que el desplazamiento obligó a vivir en las calles y a sobrevivir con el material reciclado que recogía a diario.

Guillermo o “Memo”, como muchos lo conocen, es aquel hombre que se instaló con sus perros y su carreta hace algunos años en la glorieta de la 80 con la 30 y que inspiró la caridad de cientos de personas, entre ellas la de un grupo de amigos que quiso hacer algo más allá que solo sentir compasión.

“Nos propusimos sacar a este señor de las calles para ayudar a los perros”, recuerda Natalia Quintero, de la fundación Animadopta. Fue así como el 16 de diciembre del 2007 Guillermo y sus perros se trasladaron al terrero que este grupo de amigos le consiguió como vivienda en Santa Elena. Pero no solo eso. “Mensualmente le pagábamos $80.000 por los servicios de la casa y le dábamos un mercado semanal de $25.000, además 40 kilos de cuido para 25 perros”, recuerda Natalia. El resto del sustento era una tarea que Guillermo debía lograr por sus propios medios.

Lo que prometía ser una solución a la vida de exclusión que hasta ese momento llevaba Guillermo, se convirtió en el comienzo de una pesadilla que aún no termina. Después de unos meses, sobre Guillermo empezaron a caer diversas acusaciones y su comportamiento con los animales empezó a levantar sospechas de maltrato y explotación. No solo dejaba los perros a su suerte durante días enteros sino que “empezó a traer más perras”, recuerda Natalia. Porque Guillermo solo recogía hembras. “Ahí entendimos que el negocio de él era vender cachorros”, se lamenta Natalia.

Lo que ha sucedido en los últimos 7 meses es una historia de demandas y líos jurídicos para lograr decomisarle los animales al señor Guillermo. “En este momento sobre él hay ocho demandas”, dice Natalia. “Pero nosotros lo que estamos peleando es el decomiso total de los perros”, aclara.

Sin embargo, ninguna autoridad se ha puesto a la tarea de atender las quejas de este grupo ni de las demandas que tiene Guillermo. “Este señor está amenazado por robo y por maltrato a los animales”, comenta Natalia. Estas amenazas hicieron que Guillermo se fuera de nuevo para Santa Elena, de donde se había ido hace algunas semanas.

Para Natalia la situación más urgente tiene que ver con las perras que están a punto de dar a luz. “Los cachorros de la última perra embarazada se murieron y esperamos que no ocurra lo mismo con las crías de las otras perras”, dice.

Mientras se define el futuro de Guillermo, la Fundación Animadopta espera pronto empezar a dar los perros en adopción, una vez sean decomisados. Adicionalmente, tiene una lección para enseñarle a la ciudadanía. “No se dejen conmover por estos manipuladores”, afirma Natalia. “Generalmente cuando una persona de la calle tiene un perro lo hace solo para conmover”, concluye.

El peligro de la falsa caridad

Los verdaderos amigos de los animales no los exhiben para inspirar caridad, los ayudan y les buscan mejores oportunidades, como lo hacen muchas fundaciones defensoras de animales de la ciudad

2 comentarios:

  1. estoy interesado en adoptar una mascota, me gustaria que me enviaran el teléfono de agape al correo alejandro@alejandrolondono.com

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  2. Me gustaria muchimos adoptar un perro
    Mi número es 3113124588

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